Acompañar a nuestr@s hij@s desde los arquetipos de Jung: luces, sombras y el tejido invisible de la crianza consciente
POR Cristina Cano Valle
30/06/2025

Acompañar a nuestr@s hij@s desde los arquetipos de
Jung: luces, sombras y el tejido invisible de la crianza
consciente
Introducción: Jung, los arquetipos y el lenguaje profundo de lo humano
Carl Gustav Jung, psiquiatra y psicólogo suizo, dedicó gran parte de su vida a
explorar lo que llamó el inconsciente colectivo: un vasto océano psíquico que
compartimos tod@s l@s seres human@s, más allá de nuestra cultura, idioma o
historia personal. Allí, decía, habitan los arquetipos: patrones universales,
símbolos primordiales que se manifiestan en nuestros sueños, mitos, cuentos
y, por supuesto, en nuestro comportamiento cotidiano.
"Los arquetipos son imágenes vivas que se encuentran en el inconsciente y
que forman los elementos básicos de nuestra vida psíquica," escribió Jung. Y
aunque parezcan conceptos distantes, en realidad se revelan cada día ante
nuestros ojos, especialmente cuando miramos a nuestr@s hij@s, seres
pequeños que traen consigo no solo risas y preguntas, sino todo un mundo
interno lleno de fuerzas, luces… y también sombras.
En la crianza, reconocer los arquetipos es como aprender un nuevo idioma: el
idioma profundo del alma. Nos ayuda a ver más allá de la conducta visible, a
intuir el impulso vital, el temperamento con el que cada niñ@ llega al mundo.
Un temperamento que, a veces, es el eco de un propósito mayor… o de
historias familiares que nos atraviesan sin darnos cuenta.
Los arquetipos en nuestr@s hij@s: luces y sombras
El/a Inocente busca la felicidad, la seguridad y la simplicidad. Su risa ilumina
todo, pero su sombra es la ingenuidad: el peligro de confiar ciegamente en
todos y en todo. Acompañar a este arquetipo en nuestr@s hij@s es sostener
su mirada limpia sin empujarle antes de tiempo a ver la dureza del mundo.
La Heroína /El Héroe desea superar pruebas, demostrar su fuerza, ganar. Su
sombra es la arrogancia, la necesidad constante de reconocimiento. Podemos
enseñarle que no tiene que luchar siempre, que ser valiente también es
reconocer la vulnerabilidad.
La/El Sabi@ busca comprender, preguntar, conocer. Su sombra es el
aislamiento emocional, perderse en la mente para evitar sentir. Podemos
acompañarle uniendo cabeza y corazón, recordándole que el saber cobra vida
en la relación con l@s demás.
La/El Rebelde rompe reglas, desafía lo establecido. Su sombra es la
destrucción ciega, la rabia sin rumbo. Le ayudamos validando su impulso de
libertad mientras le recordamos que l@s otr@s existen de manera firme y
amorosa.
El /a Creador/a transforma ideas en realidades, ve belleza donde otr@s ven
caos. Su sombra es la frustración, la autocrítica feroz. Acompañar es valorar su
proceso más allá del resultado, dar espacio al error como parte del camino.
El/a Cuidador/a se preocupa por otr@s, consuela, contiene. Pero su sombra
es olvidarse de sí mism@, cargar con lo que no le toca. Le acompañamos
reforzando que también merece cuidado y descanso.
La/El Explorador/a ama descubrir, necesita espacio, aventura. Su sombra es
la huida constante, la imposibilidad de comprometerse. Le ayudamos a
encontrar un hogar interior y exterior donde pueda volver cuando necesite
refugio.
La/El Amante busca conexión, ternura, complicidad. Su sombra es la
dependencia emocional, el olvido de sus propios límites. Acompañar es
enseñarle a amar sin perderse, a cuidar de sí mism@ en la relación.
La/El Bufón trae humor, ligereza, alivio. Pero su sombra puede ser usar la risa
como máscara del dolor. Podemos ayudarle a expresar tristeza y miedo,
mostrándole que no siempre tiene que hacer reír para ser querid@.
La/El Gobernante organiza, lidera, da estructura. Su sombra es el exceso de
control, el autoritarismo. Le acompañamos modelando un liderazgo empático,
donde mandar no sea sinónimo de imponer.
El Mágico La Maga cree en lo imposible, en lo invisible. Su sombra es el
escapismo, la confusión entre fantasía y realidad. Podemos sostener su mundo
simbólico mientras enseñamos a distinguir lo interno de lo externo.
Hombre/mujer Común busca pertenecer, ser un@ más. Su sombra es perder
su voz por encajar. Acompañar es recordarle que puede formar parte de un
grupo sin traicionar lo que realmente siente y necesita.
Jung nos recordó que los arquetipos emergen del inconsciente colectivo, un
espacio compartido donde laten los anhelos, miedos y esperanzas de toda la
humanidad. Pero también existe el inconsciente familiar: ese lugar donde viven
las historias no dichas, los mandatos que pasan de generación en generación,
las heridas que esperan ser vistas y sanadas.
Cuando llega un@ niñ@ al mundo, trae consigo un temperamento, un brillo
que parece propio… pero también, a veces, una parte del dolor o la esperanza
de su linaje. Tal vez encarne un mandato inconsciente familiar: un "sé fuerte",
un "no muestres tus emociones", un";salva a l@s demás". O tal vez sea la
respuesta a una necesidad del inconsciente colectivo, un puente para que
nuevas posibilidades entren en la historia de la humanidad.
Acompañarles en sus luces y sombras, sin querer modelarles según nuestro
miedo o nuestras heridas, es un acto profundo de amor. Significa reconocer
que quizá vinieron con un propósito que no es el nuestro. Que en sus sueños y
en sus batallas también están expresando fuerzas antiguas, heridas del clan, o
preguntas universales que tod@s compartimos.
Como madres, como padres, podemos aprender a mirar con respeto y
humildad. A veces, sosteniendo el espacio. A veces, guiando. Y siempre
recordando que, como decía Jung, “la mayor carga para un niñ@ es la vida no
vivida de sus padres.” Quizá, acompañándoles a vivir su propia vida —en toda
su amplitud, con luz y sombra—, también estemos sanando algo de la nuestra.
Ten en cuenta que tus hij@s, igual que a ti te pasó, van a ir encarnando
diferentes arquetipos a lo largo de su proceso de crecimiento. Algunos serán
más explícitos y los apreciarás en su día a día , y otros los experimentará a
través del juego simbólico. Este tipo de juego les permite vivenciar todas las
características de cada arquetipo para ir decidiendo si están en coherencia o
no con sus necesidades, sus sueños y su propósito de vida. En el juego
simbólico pueden permitirse explorar estas características sin ser
juzgad@s..pueden llevar al extremo alguna de ellas para empatizar con
aquell@s que viven desde ese arquetipo o para saber cómo sienten quienes
reciben su influencia.
Intenta no ser determinista en cuanto al arquetipo que aprecies en tu hij@ y
simplemente acéptalo tal y como se muestra en este momento, ayudándole a
ver los efectos de esa forma de estar en el mundo para él/la y para el resto de
sus iguales, desde una óptica de no culpabilización, sino de potencialidad.
Todos los arquetipos tienen algo que aportar al mundo y algo que han de
aprender para ampliar su empatía y vivir de manera colectiva.
Muchas veces las familias vemos sólo las dificultades, nos relacionamos desde
el miedo con l@s niñ@s y frustramos su experimentación, aplastamos sus
liderazgos, empujamos a salir de su mundo de preguntas, aniquilamos su
creatividad en busca del orden…sin darnos cuenta que les estamos robando su
mayor fuerza, tal vez el germen de sus capacidades más necesarias para
desarrollar quienes han venido a ser para cumplir su propósito de vida.
Ahora ya sabes un poquito más sobre los arquetipos y sobre cómo se pueden
apreciar en tus hij@s ....y también en ti. ¿Te has reconocido en algunos?