Sé su faro en medio de la tormenta

POR Cristina Cano Valle
28/05/2025

Sé su faro en medio de la tormenta

Te miro y sigues ahí, te miro y admiro el movimiento, te miro y a veces no te reconozco, te miro y admiro tu fidelidad a tu esencia, tu mantenerte contigo, fiel a ti misma surfeando y permitiéndote explorar nuevas playas, siendo capaz siempre de regresar a tu origen para desde ahí ir marcando tu rumbo. Y yo me comprometo a estar siempre ahí, donde tú sabes, para que siempre que me necesites me encuentres. Sin preguntas, sin justificaciones. Simplemente estar…

Llegó ese tiempo temido por muchas personas y esperado con curiosidad, anhelo, incluso desesperación por otras. Como los cambios anteriores que hemos vivido junto a nuestr@s hij@s, este llega paulatinamente, pero lo descubrimos de repente, con la brusquedad de una tormenta de verano. Vienen dando pistas de que muchas cosas están cambiando: sus cuerpos se han multiplicado, sus gustos musicales, de comida, de ropa, incluso a veces de amistades….han ido cambiando. La estabilidad a la que estabas acostumbrad@ de la etapa anterior ya lleva un par de años haciendo aguas pero tú has encontrado explicaciones medio lógicas a todos esos cambios aislados. Ahora bien, el día que todos los cambios “te explotan en la cara” al mismo tiempo, en una misma situación, ese día, en ese momento, exclamas: ya está aquí la adolescencia”, “ya llegó”.

Llevabas ya más de un año diciendo con la boca pequeña “qué adolescente está... pero sonreías, no lo creías del todo. Tu pequeñ@ todavía parecía llevar el timón de ese cuerpo, aparecía en momentos de ternura, de búsqueda de tu cariño corporal, de necesidad de tu mirada de sostén….Todavía vivías muchas confidencias, compartías tiempo junt@s: en las extraescolares, los fines de semana en la montaña, la playa, el cine, patinando, de cena ….Poco a poco notaste algunas resistencias pero al final venía renegando y finalmente encontrabais el momento de disfrute conjunto.

El día X llega, y te das cuenta porque tal vez ya no sale de su habitación a buscarte tan a menudo, pasa las horas en videollamada con sus amig@s, en el parque con ell@s, en tu casa con ell@s...donde sea con ell@s. Si has mantenido una relación conectiva , si has visto venir los cambios y los has acompañado con respeto, empatía y conciencia del proceso que se venía viviendo, tu casa será ese espacio privilegiado donde tu hij@ y sus amig@s deciden pasar mucho más tiempo que en la del resto, donde esperarán tener las puertas abiertas para soñar junt@s (entre ell@s, no contigo). En el caso de haber perdido ya la conexión llegada esta etapa será saludable tender puentes para reencontrarse antes de que tu adolescente se adentre de lleno en el laberinto identitario que supone la gran metamorfosis de la adolescencia. A lo largo de este libro te cuento que aunque este es un camino que uno debe hacer en solitario, enfrentándose a sus monstruos, conectando con su pasión y su propósito, siempre es de gran ayuda saber que la persona/s más importante de tu infancia se encuentra presente, aunque no la veas, estará para verte salir triunfante o derrotad@ de tu búsqueda. Saber que tus adult@s de referencia confían en ti, que también están atravesando esta fase desde el banquillo pero disponibles, es lo que marca la gran diferencia en esta etapa. Estar como adult@s que damos seguridad y disponibilidad, sin mostrar el camino, sin forzar la dirección, permitiendo que asuman sus riesgos, que tomen sus decisiones, que se equivoquen y que encuentren el camino de vuelta a su centro.

Todo este proceso es infinitamente más reconfortante y se camina desde una seguridad mucho mayor si te sabes sostenid@ en la distancia. Se trata de una distancia media en la que esperamos sin ofrecernos en exceso, desde donde admiramos esta potente transformación que está aconteciendo. Ser capaces de maravillarnos con estos cambios, emocionarnos con sus proyectos e ilusiones, vibrar al escuchar su sentir la vida desde sus nuevas cotas de autonomía, puede ser la mejor etapa de tu vida como padre/madre. Te lo garantizo.

A lo largo de estas páginas te voy a acompañar a descubrir dónde puedes poner el foco para disfrutar de este proceso. Dónde revisar para apuntalar la relación de seguridad y afecto que se necesita para dar el salto a la siguiente fase con la suficiente autonomía y autodeterminación. Siempre podemos compensar lo que faltó, lo que no supimos o pudimos dar en la etapa anterior. Reforzar el vínculo de apego seguro si sufrió algún deterioro en etapas anteriores es fundamental para que tu relación con tu adolescente tenga una base sólida.

Os hablaré de los retos de la etapa y cómo convertir estas dificultades en palancas para el crecimiento de la autoestima y la autodeterminación de tu hij@. Acabarás viendo las dificultades como posibles tesoros desde donde crear más conexión, más confianza, un amor más profundo si cabe. Este proceso pide de tu parte también revisión, autocrítica y espíritu constructivo. Cuando ell@s están entrando en un túnel necesitan más que nunca nuestra lucidez, nuestra calma, nuestra presencia serena. Has de ser su mástil en la tempestad. Porque la tempestad existe, la transformación ,la pérdida de referentes, la poda neuronal, las hormonas en acción…todo eso existe, y en cada chaval/a va a ser diferente. Lo que te puedo garantizar es que si tú permaneces, si tú no remas en contra, si estás a su lado (esto no quiere decir darles la razón en todo)si no desapareces esperando que la tormenta pase y te quedas ahí, presente, dando mirada y reconocimiento, dando seguridad…disfrutarás de verlos emprender su propio camino.

Utilizamos cookies propias y de terceros para el análisis de tus hábitos de navegación y realizar estudios estadísticos, mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias y compartir o mostrar contenido de este sitio web en redes sociales. Si continúas navegando, consideramos que aceptas la utilización de cookies. Puedes obtener más información en nuestra Política de Cookies.